PALABRAS PRONUNCIADAS EN EL HOMENAJE A MOTA Y MARIN
(Voluntarios rumanos
pertenecientes a la Guardia de Hierro, caídos en Majadahonda el 13
de enero de 1937)
Codreanu, José Antonio, Mota,
Marín, Franco, Blas Piñar… personajes que ya pertenecen a la
historia pero que están unidos por una misma lucha universal y
constituyen ejemplo y referencia permanente para rumanos, españoles
y cualquier persona con sentido individual y colectivo de auténtica
responsabilidad.
Los cuatro primeros murieron
asesinados o en combate; los dos últimos son actualmente víctimas de
una magna campaña de odio y difamación que va más allá de ellos
mismos, pues está dirigida contra los valores por ellos defendidos y
que también nosotros consideramos esenciales e innegociables. No
olvidemos que estamos inmersos en una guerra total revolucionaria
para la imposición de la Nueva Era, la Nueva Cultura y el Nuevo
Orden Mundial; que esta guerra abarca todos los aspectos posibles
conocidos; y que no tiene límites ni en el tiempo ni en el espacio,
de forma que su resultado trata de ser humanamente irreversible.
Permitidme que hoy me centre en
la figura de Francisco Franco, porque los que luchan por desterrar
la Religión, las Patrias, las Instituciones y la Familia de la faz
del Universo, le han escogido como enemigo destacado y simbólico a
quien destruir, no físicamente, pues de ello no fueron capaces
mientras vivió, sino histórica, ética y moralmente.
No deja de resultar lógica esta
decisión, porque Franco fue y es un soldado querido y admirado, el
general -en su tiempo- más joven de Europa, héroe en África,
cofundador de la Legión, creador de la Academia General Militar,
dominador de la Revolución de Asturias y Generalísimo de los
Ejércitos vencedores en la Guerra de Liberación Nacional.
Pero además, llevó a los
voluntarios españoles de la División Azul a rescatar a Rusia del
comunismo soviético; mantuvo a España fuera de la II Guerra Mundial,
abatió con gallardía el cerco internacional que nos decretaron las
potencias vencedoras, consolidando nuestra amenazada independencia y
soberanía contra viento y marea; construyó, con base en la unidad,
el esfuerzo, la generosidad y la auténtica solidaridad un Estado
Nacional al servicio de Dios, la Patria y la Justicia, en beneficio
de todos los españoles; logró para España el período de mayor
desarrollo social, cultural y económico de toda su historia. Todo
ello constituye un inmenso y clamoroso ejemplo de cómo derrotar al
mismo tiempo, tanto al opresivo materialismo marxista como el
corrosivo materialismo capitalista, lo que resulta más trascendente
que el propio triunfo bélico sobre el marxismo.
Porque aunque durante muchos años
nos hayan presentado al capitalismo y al comunismo como enfrentados,
todo ha sido una pura ficción, pues el objetivo de ambos es el
mismo: el dominio mundial absoluto de la humanidad. Hoy día se están
quitando desvergonzadamente las caretas, y aunque la mentira y el
engaño son unas de sus armas principales, se sienten ahora
suficientemente poderosos para no ocultar la realidad, que -por otra
parte- ellos mismos hábilmente transforman en lo que más les
interesa en cada momento.
Por eso en España falsearon la
llamada Transición, con el único objetivo de desmontar el Estado
Nacional y sus Instituciones, e inocular “legal” y subrepticiamente
las causas de enfrentamiento entre los hombres, las clases y las
tierras de nuestra Patria. Minado el Estado, había que socavar
valores y principios, encauzar voluntades, corromper conductas,
pervertir criterios y manejar conciencias. Incluso las palabras y
los conceptos han sido transformados hasta hacerlos irreconocibles
por haberlos vaciado del contenido original.
No os extrañe, por tanto, que en
nombre de la libertad y la democracia suframos un acoso permanente
desde los propios poderes públicos; o que el monumento a Mota y
Marín sea sistemática e impunemente ensuciado y profanado; o que a
este mismo monumento quieran aislarlo materialmente, como quieren
destruir el Valle de los Caídos. Pero, no olvidemos que, aunque sea
la izquierda la que chille y vocifere, es la derecha la que
consiente y propicia -sin ningún recato- toda clase de fechorías.
Y las Instituciones (Monarquía,
Iglesia, Ejército, Magistratura, Universidad, etc.) callan, porque
prácticamente han sido anuladas con habilidad y sigilo,
extirpándoles la propia conciencia para sustituirla por lo
vulgarmente llamado “políticamente correcto”, y que no es -ni más ni
menos- que el sometimiento sin condiciones al absoluto, tiránico,
totalitario e inapelable Nuevo Poder Mundial. Eso sí, este poder
tiene que enmascararse presentándose como abierto, solidario,
benefactor, conciliador, dialogante, liberador… para lo que ha
instaurado nuevos ídolos: la naturaleza, el relativismo, el
animalismo, el sincretismo religioso, la globalización, el buenismo,
el tribalismo, etc., no importando que algunos de estos falsos
estandartes sean incompatibles entre sí.
El otro poderoso instrumento de
la guerra total revolucionaria, tan efectivo o más que la mentira,
es el miedo. La sociedad, para que acepte de forma “agradecida”
someterse al nuevo poder, y acallar al mismo tiempo cualquier voz de
alerta que pueda surgir en ella, ha de estar subyugada y atenazada
por un miedo cercano al terror, que justifique e incluso aplauda
cualquier medida que se adopte, aunque sea descaradamente contraria
al derecho, la justicia y la libertad.
Pero este miedo hay que
alimentarlo y magnificarlo permanentemente. Para ello es
imprescindible, como para la mentira, el control de los medios de
difusión y comunicación. En radio, cine, TV, periódicos,
informativos, redes sociales, etc. las noticias predominantes y
reiterativas son alarmistas en grado extremo: posibles, reales o
imaginadas catástrofes naturales, devastador cambio climático,
plagas incontenibles, enfermedades altamente contagiosas, terrorismo
indiscriminado, nazismo, comunismo, racismo, violencia de género,
xenofobia, homofobia… cualquier excusa vale, real o inventada, para
propagar el miedo social e individual invencible, que permite -con
fantástica facilidad- someter voluntades.
Los cocteles molotov de la guerra
total revolucionaria actual están confeccionados -a partes iguales-
por la mentira y el miedo, y son lanzados sobre todos nosotros
metódica e indiscriminadamente por los monopolios que controlan los
sistemas educativos, de difusión cultural y comunicación.
En este planteamiento, Franco, su
figura, su obra y su ejemplo, son un riesgo demasiado importante
para el Nuevo Orden Mundial, y por eso quieren borrarlo de la
historia, para tratar de arrastrar con él toda su herencia y
-consecuentemente- lo que representa y simboliza. Lo han convertido
en el enemigo absoluto, incluso amplificando su transcendencia real,
temerosos de que la Verdad y el Valor, enemigos naturales de la
mentira y el miedo, renazcan en las conciencias personales e
colectivas, para restablecer las profundas diferencias entre el Bien
y el Mal, poniendo -de esta forma- en peligro la consolidación de su
poder global, del que tan cerca se encuentran.
Tras esta breve reflexión, os
invito a repasar en nuestras mentes, en nuestros corazones y cuando
sea conveniente a viva voz, las eternas estrofas de nuestras
cercanas canciones y marchas que, entre otras muchas otras, dicen:
Yo tenía un
camarada
entre todos el
mejor…
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Guarda tus
penas
en el fondo
del morral…
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La mirada
clara y lejos,
y la frente
levantada…
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En pie
camaradas,
siempre
adelante…
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Servir a lo
difícil
no es difícil,
como ves...
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Para terminar siempre con:
Volverá a reír
la primavera,
que por cielo,
tierra y mar se espera.
¡¡¡ VIVA RUMANÍA !!! ¡¡¡ ARRIBA ESPAÑA !!! |